Te has acostumbrado los ojos
a mirar, como hacen los valientes,
directo a la luz,
al tiempo que yo rechazo
despegarme la sábana,
e invento,
excusas (tan de otoño)
enfrentando mi cuerpo a la mentira
hasta vencer las piernas
al salir
y convencerte que es un día más.
Tal vez ahora lleguemos a entendernos
aunque ya no recuerde
el sabor de un cumpleaños.
A?
Felicidades, Diego, te regalo un poema, tu poema, pero cambiado, alejandrado.
Me gustó mucho. Quizás sí tengas que celebrar tus años.